jueves, 20 de marzo de 2014

Me divierte mucho el Chavo del Ocho.

Por: El Obal 

 
A pesar del humor chabacano, los diversos mensajes anacrónicos y el reaccionarismo (¿reaccionariez? ¿reaccionaritividad?) que lo han hecho digno de las típicas críticas de entretenimiento "idiotizante" o "basura", no puedo ver un capítulo sin llorar de risa en algún momento.

Por el contrario, NO me dan risa Seinfeld ni las películas de los mil graduados de SNL como Ben Stiller, Adam Sandler, Will Ferrell y demás hígados (ya se podría decir que "comedia de egresado de SNL" es un subgénero cinematográfico).

Creo que Seinfeld y el ex-SNL promedio se contentan con ponerle máscara de ingenio y sofisticación a un humor al que de otro modo se le notaría lo ramplón desde el espacio, mientras que Chespirito, a pesar de sus delirios de "grandeza" (y de "culto", y de "buen comediante"), a la hora de presentar su producto lo hace sin ninguna pretensión, y nos deja ir el chiste pendejo sin adornos, como va. Y pues, como resultado, me da risa. Exactamente igual que cuando me cuentan un chiste pendejo en la vida real.

El esfuerzo excesivo y descarado que hacen los Seinfelds y Stillers por parecer inteligentes y jaded hace que sus fans - o sus fans que conozco - se sientan más witty por reírse de las pendejadas de ELLOS mientras critican las de Chespirito. Y claro, un humor que se hace pasar por "producto para inteligentes" me parece mucho más elitista que los chistes descaradamente clasistas de Gómez Bolaños, y si en el fondo NO es inteligente pus no tiene perdón.

Además, este humor neoyorquino sofisticado casi siempre lleva implícito el mensaje de que la vida cotidiana está esencialmente jodida, sin solución, y nos invita a divertirnos con ese "hecho". También el pastelazo y la cáscara de plátano tienen mucho de schadenfreude, pero eso me parece mucho más natural, más sano incluso, que una schadenfreude construida sofisticadamente a base de sarcasmo y referencias elitistas.
 

Ni modo, me dan más risa los zapes y los resbalones del entretenimiento vulgar que los #firstworldproblems de la clase media alta neoyorquina. Más si esta clase media alta intenta sobornarme diciéndome que, si me río de sus mamadas desabridas, yo también seré inteligente.





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